"Hasta 2009, bien. A partir de entonces, la cosa empezó a bajar cada año más. Y este verano ha sido el peor. En julio, fatal, y en agosto, a trompicones. Al final ganamos 2.000 euros menos respecto al año pasado", relata María, quien, a pesar de todo, aguanta al frente de Casa de Aldea Mariana, situada en la localidad asturiana de Cardeo de Abajo, en el centro del Principado. Abrió su primera casa rural en 2005 y dos más al año siguiente.

El caso de María puede que sea representativo de buena parte del turismo rural. Vieron subir el negocio como la espuma al principio, y están comprobando ahora la cara más amarga, aunque no se resignan y mantienen las expectativas a pesar de los negros nubarrones. "En el puente del Pilar lo tenemos todo ocupado, y para noviembre y diciembre solo tenemos solicitudes", asegura.
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