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lunes, 18 de febrero de 2013

Las casas rurales aguantan el tipo

Los empresarios quieren ampliar de dos a cinco meses el cierre anual

"Hasta 2009, bien. A partir de entonces, la cosa empezó a bajar cada año más. Y este verano ha sido el peor. En julio, fatal, y en agosto, a trompicones. Al final ganamos 2.000 euros menos respecto al año pasado", relata María, quien, a pesar de todo, aguanta al frente de Casa de Aldea Mariana, situada en la localidad asturiana de Cardeo de Abajo, en el centro del Principado. Abrió su primera casa rural en 2005 y dos más al año siguiente.

Pero la crisis se deja sentir, sobre todo por la dependencia del negocio de la clientela nacional en un 90%, con un descenso del 4% de las pernoctaciones y un 2% menos de viajeros entre enero y agosto. Los motivos: un desequilibrio entre oferta y demanda, la reducción de la duración de las estancias, el descenso de la ocupación media (incluso en fin de semana) y el aumento de las reservas de última hora. La preocupación en el sector es evidente. "No parece que el año que viene vaya a ser mejor", lamenta resignada María.

El caso de María puede que sea representativo de buena parte del turismo rural. Vieron subir el negocio como la espuma al principio, y están comprobando ahora la cara más amarga, aunque no se resignan y mantienen las expectativas a pesar de los negros nubarrones. "En el puente del Pilar lo tenemos todo ocupado, y para noviembre y diciembre solo tenemos solicitudes", asegura.

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